Para entender mejor la postura de Ebrard, en contraste con las de otros gobernadores del PRD
Entrevista a MARCELO EBRARD CASAUBON, JEFE DE GOBIERNO
Quiere AN una izquierda funcional y legitimadora
Innecesarias, las decisiones de mis compañeros gobernadores
El día que tenga que salir a la calle y me vea obligado a cerrarla por miedo a la gente, se acabó el gobierno de la ciudad
El fondo político de la controversia con Los Pinos es someter la administración capitalina a un proyecto hegemónico, transexenal, de la derecha
MIGUEL ANGEL VELAZQUEZ
El jefe de Gobierno marca las diferencias: "el día que tenga que salir a la calle y me vea obligado a cerrarla porque le tengo miedo a la gente, se acabó el gobierno de la ciudad; el día que la gente perciba que traicionamos principios fundamentales, se acabó el gobierno", y recalca muy en serio que "no se le puede decir a los ciudadanos del Distrito Federal que cambien su postura política porque si no cambian a la ciudad le va a ir peor". Marcelo Ebrard se hace cargo de sus declaraciones, y a un año de la elección que lo llevó a la jefatura de Gobierno de la ciudad de México, asegura que el tema político de la controversia con el gobierno federal es someter a la administración capitalina a un proyecto hegemónico, transexenal de la derecha panista, y por ello se manifiesta en desacuerdo con los gobernadores perredistas que se sentaron a comer con Felipe Calderón.
La entrevista se inicia al término de su reunión con el gabinete de seguridad pública, en un pequeño despacho aledaño a su oficina principal, y acepta la primera pregunta.
-¿No parece explicable que todos los gobernadores del PRD, la mayoría de ellos con un currículum que los califica miembros de raíz de la izquierda mexicana, se sienten a comer con Felipe Calderón y que Marcelo Ebrard no lo haga? Parece capricho y por eso hay quien dice que el jefe de Gobierno no ha roto el cordón umbilical y que Andrés Manuel López Obrador sigue montado en los hombros de Marcelo Ebrard.
-Yo te diría que una ciudad con aspiraciones libertarias y de equidad no se merece un gobierno oportunista, acomodaticio, y no lo va a tener en este sexenio. Si aquí se inició la Independencia, aquí fue el movimiento que precipitó la caída de Porfirio Díaz, aquí se inició la marcha que se dirigió a la casa de Porfirio Díaz para sacar al dictador. Si la Revolución triunfó cuando tuvo el respaldo y la movilización del Distrito Federal, no tenemos derecho a presionar a la ciudad.
-Es muy fuerte lo que acaba de decir. ¿Debemos suponer entonces que los otros gobernadores sí tienen derecho a la traición?
-Cada quien tiene sus propios derechos, que cada quien lo juzgue. Yo diría que la posibilidad de presión hacia los gobiernos de los estados por parte del gobierno federal es mucho mayor. Esto porque 98 por ciento de sus fondos provienen de participaciones federales, en cambio, en el caso del Distrito Federal los ingresos propios son casi la mitad. Esto los pone en una situación mucho más frágil. Ahora, de eso a lo que ha sucedido yo te diría que no estoy de acuerdo, respeto las decisiones de mis compañeros y creo que son innecesarias.
-¿Cómo plantea la situación actual? ¿Hay un enfrentamiento real o es política ficción?
-Tenemos que tener muy claras cuáles son las esferas en las que se mueve el conflicto. El Distrito Federal tiene que cuidar los intereses en su relación con el ámbito federal. Hay temas comunes como el del agua, la seguridad, las finanzas que ahora vamos a fomentar, pero ésta es una ciudad que históricamente ha tenido una relación difícil, muchas veces de confrontación, por las limitantes que se le imponen con el gobierno federal.
En cuanto a la postura política del gobierno de la ciudad respecto de la del federal, por supuesto que no hay coincidencia. Lo que no se puede imponer al Gobierno del DF es que modifique su postura por su posición política y que esa sea la condicionante para que exista una relación adecuada con las instancias federales. Eso no debe admitirse porque sería un perjuicio peor para los habitantes del DF.
Venimos de la confrontación, tuvimos una contienda electoral y se quiere ignorar que yo tengo un mandato y que por eso tengo que llevar a cabo un programa. La elección y el gobierno no son episodios separados, el gobierno tiene que ser congruente con el programa para el que fue electo. Nosotros venimos de un partido que propone un proyecto alternativo que no coincide con la derecha que está en el poder y no vamos a coincidir, es nuestro derecho y es legítimo.
-¿Pero por qué la urgencia y lo que parece necedad de reunir a Marcelo Ebrard con Los Pinos? ¿Tiene que ver esto con el proyecto transexenal que anuncia Felipe Calderón?
-Ellos quieren construir una hegemonía de derecha que no ha existido en México en su historia como país independiente, esa es su pretensión y haríamos muy mal, yo no lo haría, en prestarme o prestarnos a ese juego. Nosotros tenemos que defender lo que nos distingue, lo que nos diferencia, lo que nos llevó a la posición que tenemos. No podemos olvidar y al mismo tiempo defender los intereses de la ciudad.
Dicho de otra manera, hay que tener firmeza y actuar con sensatez, lo que no se puede hacer es decirle a la ciudad: si ustedes no cambian su postura política entonces a la ciudad le va a ir peor, porque por otro lado ese condicionamiento tampoco es nuevo, es histórico. Se dice simple y llanamente "hagamos a un lado las diferencias", bueno, ahí creo que hay una tesis muy interesante que va en el sentido de que las diferencias de proyectos se hagan a un lado, ¿entonces para qué es el gobierno? ¿qué sentido tendría hacer un proceso electoral, tener diferentes propuestas y plataformas? La democracia es para que podamos procesar las diferencias y que esas no existan es una aspiración con tonos autoritarios.
-¿Estaríamos hablando del olvido de las ideologías?
-Del fin. Haz de cuenta que existe un gobierno neutro donde la ideología no importa, como si las acciones y las decisiones de gobierno no tuvieran una definición de tipo ideológico, se les olvida que toda decisión de política pública es ideológica.
-En el proyecto panista ¿se trata entonces de que unos manden y otros obedezcan?
-Sí, lo que se quiere es la presencia de una izquierda funcional que sea legitimadora de esa nueva hegemonía política que se pretende construir. Entonces el tema es que nosotros estamos defendiendo un proyecto diferente. No es un asunto de diferencias personales, es un asunto de fondo, son proyectos diferentes y van a estar en competencia todo el tiempo.
-El propósito político de presionar para que Marcelo Ebrard rompa con Andrés Manuel López Obrador, ¿también tiene el propósito de legitimar al gobierno panista?
-Sí, es un proyecto legitimador y no vamos a ceder en ese punto. No es que el gobierno de la ciudad no quiera cooperar, por ejemplo, en seguridad. El viernes hicimos un operativo con la PGR. Lo que está de por medio es el tema político, el tema político es la famosísima foto, entonces decir: o se toman la foto o se condiciona al Distrito Federal y se sostiene que no quiere cooperar en nada, como si fuera una república autónoma, no es el dilema, el dilema es si eres coherente con el voto que te llevó a donde estás. No se trata de la relación personal con Andrés Manuel: el tema de fondo es si eres leal o no al proyecto por el cual fuiste electo. Eso es lo que da autoridad moral a un régimen, a un gobierno, a una administración. Desde el momento en que tú hagas algo que ponga en entredicho tu autoridad moral la gente te lo cobra en la calle, y más porque esta ciudad es muy exigente en ese sentido. Eso no lo voy a perder de vista jamás. Habrá quien tenga otras opiniones y está en su derecho, pero lo que importa es la gente, el mandato que tenemos de la gente y lo que la gente espera de su gobierno: dignidad.
-¿Y hasta dónde hay que llevar esa dignidad?
-Hasta donde sea necesario.
-¿Qué quiere decir?
-Bueno, si se quiere condicionar a la ciudad también lo vamos a decir. La ciudad no coincide y no coincidió con la plataforma de Acción Nacional. Hay diferentes modos de condicionar. Fox tenía su estilo, ahora estamos viendo otro estilo, pero en esencia es lo mismo, es decir: allánese el gobierno de la ciudad o si no habrá costos para los ciudadanos. ¿Qué tiene que ver eso con la democracia?
-¿Usted ya ha sentido esa presión?
-La semana pasada, en la inauguración de las obras del Gran Canal, vimos un ensayo y ese parece el mensaje.
-Y ahora que hablamos de presiones, déjeme insistir sobre el tema Andrés Manuel López Obrador.
-Yo creo que el objetivo ideal para mucha gente de la derecha sería propiciar el aislamiento al movimiento que encabeza López Obrador, ese es el objetivo central para lograr su consolidación. Ellos apostaban a que lo que pasó el domingo anterior no sucedería, pero el movimiento sigue siendo un movimiento con una base social muy grande y sigue representando aspiraciones muy importantes. Ellos quisieran que eso ya no existiera. Ahora, el otro asunto es que nosotros cambiáramos nuestra línea política, pero nosotros no podemos ir en contra y mucho menos reprimir, por ejemplo, la protesta. Lo que sostenemos es que la política sirve para dirimir las diferencias, ¿por qué no se quieren sentar muchos de ellos a dialogar? Porque dialogar es escuchar y muchas veces es ceder o cambiar. Quieren meternos en una línea que nos arrebate la identidad política y luego separarnos totalmente del movimiento, así nos tendrían a su merced, y entonces, ¿cuál proyecto alternativo? Te convertiste en un adorno en Los Pinos, en un trofeo. Eso no va a suceder.
Quiere AN una izquierda funcional y legitimadora
Innecesarias, las decisiones de mis compañeros gobernadores
El día que tenga que salir a la calle y me vea obligado a cerrarla por miedo a la gente, se acabó el gobierno de la ciudad
El fondo político de la controversia con Los Pinos es someter la administración capitalina a un proyecto hegemónico, transexenal, de la derecha
MIGUEL ANGEL VELAZQUEZ
El jefe de Gobierno marca las diferencias: "el día que tenga que salir a la calle y me vea obligado a cerrarla porque le tengo miedo a la gente, se acabó el gobierno de la ciudad; el día que la gente perciba que traicionamos principios fundamentales, se acabó el gobierno", y recalca muy en serio que "no se le puede decir a los ciudadanos del Distrito Federal que cambien su postura política porque si no cambian a la ciudad le va a ir peor". Marcelo Ebrard se hace cargo de sus declaraciones, y a un año de la elección que lo llevó a la jefatura de Gobierno de la ciudad de México, asegura que el tema político de la controversia con el gobierno federal es someter a la administración capitalina a un proyecto hegemónico, transexenal de la derecha panista, y por ello se manifiesta en desacuerdo con los gobernadores perredistas que se sentaron a comer con Felipe Calderón.
La entrevista se inicia al término de su reunión con el gabinete de seguridad pública, en un pequeño despacho aledaño a su oficina principal, y acepta la primera pregunta.
-¿No parece explicable que todos los gobernadores del PRD, la mayoría de ellos con un currículum que los califica miembros de raíz de la izquierda mexicana, se sienten a comer con Felipe Calderón y que Marcelo Ebrard no lo haga? Parece capricho y por eso hay quien dice que el jefe de Gobierno no ha roto el cordón umbilical y que Andrés Manuel López Obrador sigue montado en los hombros de Marcelo Ebrard.
-Yo te diría que una ciudad con aspiraciones libertarias y de equidad no se merece un gobierno oportunista, acomodaticio, y no lo va a tener en este sexenio. Si aquí se inició la Independencia, aquí fue el movimiento que precipitó la caída de Porfirio Díaz, aquí se inició la marcha que se dirigió a la casa de Porfirio Díaz para sacar al dictador. Si la Revolución triunfó cuando tuvo el respaldo y la movilización del Distrito Federal, no tenemos derecho a presionar a la ciudad.
-Es muy fuerte lo que acaba de decir. ¿Debemos suponer entonces que los otros gobernadores sí tienen derecho a la traición?
-Cada quien tiene sus propios derechos, que cada quien lo juzgue. Yo diría que la posibilidad de presión hacia los gobiernos de los estados por parte del gobierno federal es mucho mayor. Esto porque 98 por ciento de sus fondos provienen de participaciones federales, en cambio, en el caso del Distrito Federal los ingresos propios son casi la mitad. Esto los pone en una situación mucho más frágil. Ahora, de eso a lo que ha sucedido yo te diría que no estoy de acuerdo, respeto las decisiones de mis compañeros y creo que son innecesarias.
-¿Cómo plantea la situación actual? ¿Hay un enfrentamiento real o es política ficción?
-Tenemos que tener muy claras cuáles son las esferas en las que se mueve el conflicto. El Distrito Federal tiene que cuidar los intereses en su relación con el ámbito federal. Hay temas comunes como el del agua, la seguridad, las finanzas que ahora vamos a fomentar, pero ésta es una ciudad que históricamente ha tenido una relación difícil, muchas veces de confrontación, por las limitantes que se le imponen con el gobierno federal.
En cuanto a la postura política del gobierno de la ciudad respecto de la del federal, por supuesto que no hay coincidencia. Lo que no se puede imponer al Gobierno del DF es que modifique su postura por su posición política y que esa sea la condicionante para que exista una relación adecuada con las instancias federales. Eso no debe admitirse porque sería un perjuicio peor para los habitantes del DF.
Venimos de la confrontación, tuvimos una contienda electoral y se quiere ignorar que yo tengo un mandato y que por eso tengo que llevar a cabo un programa. La elección y el gobierno no son episodios separados, el gobierno tiene que ser congruente con el programa para el que fue electo. Nosotros venimos de un partido que propone un proyecto alternativo que no coincide con la derecha que está en el poder y no vamos a coincidir, es nuestro derecho y es legítimo.
-¿Pero por qué la urgencia y lo que parece necedad de reunir a Marcelo Ebrard con Los Pinos? ¿Tiene que ver esto con el proyecto transexenal que anuncia Felipe Calderón?
-Ellos quieren construir una hegemonía de derecha que no ha existido en México en su historia como país independiente, esa es su pretensión y haríamos muy mal, yo no lo haría, en prestarme o prestarnos a ese juego. Nosotros tenemos que defender lo que nos distingue, lo que nos diferencia, lo que nos llevó a la posición que tenemos. No podemos olvidar y al mismo tiempo defender los intereses de la ciudad.
Dicho de otra manera, hay que tener firmeza y actuar con sensatez, lo que no se puede hacer es decirle a la ciudad: si ustedes no cambian su postura política entonces a la ciudad le va a ir peor, porque por otro lado ese condicionamiento tampoco es nuevo, es histórico. Se dice simple y llanamente "hagamos a un lado las diferencias", bueno, ahí creo que hay una tesis muy interesante que va en el sentido de que las diferencias de proyectos se hagan a un lado, ¿entonces para qué es el gobierno? ¿qué sentido tendría hacer un proceso electoral, tener diferentes propuestas y plataformas? La democracia es para que podamos procesar las diferencias y que esas no existan es una aspiración con tonos autoritarios.
-¿Estaríamos hablando del olvido de las ideologías?
-Del fin. Haz de cuenta que existe un gobierno neutro donde la ideología no importa, como si las acciones y las decisiones de gobierno no tuvieran una definición de tipo ideológico, se les olvida que toda decisión de política pública es ideológica.
-En el proyecto panista ¿se trata entonces de que unos manden y otros obedezcan?
-Sí, lo que se quiere es la presencia de una izquierda funcional que sea legitimadora de esa nueva hegemonía política que se pretende construir. Entonces el tema es que nosotros estamos defendiendo un proyecto diferente. No es un asunto de diferencias personales, es un asunto de fondo, son proyectos diferentes y van a estar en competencia todo el tiempo.
-El propósito político de presionar para que Marcelo Ebrard rompa con Andrés Manuel López Obrador, ¿también tiene el propósito de legitimar al gobierno panista?
-Sí, es un proyecto legitimador y no vamos a ceder en ese punto. No es que el gobierno de la ciudad no quiera cooperar, por ejemplo, en seguridad. El viernes hicimos un operativo con la PGR. Lo que está de por medio es el tema político, el tema político es la famosísima foto, entonces decir: o se toman la foto o se condiciona al Distrito Federal y se sostiene que no quiere cooperar en nada, como si fuera una república autónoma, no es el dilema, el dilema es si eres coherente con el voto que te llevó a donde estás. No se trata de la relación personal con Andrés Manuel: el tema de fondo es si eres leal o no al proyecto por el cual fuiste electo. Eso es lo que da autoridad moral a un régimen, a un gobierno, a una administración. Desde el momento en que tú hagas algo que ponga en entredicho tu autoridad moral la gente te lo cobra en la calle, y más porque esta ciudad es muy exigente en ese sentido. Eso no lo voy a perder de vista jamás. Habrá quien tenga otras opiniones y está en su derecho, pero lo que importa es la gente, el mandato que tenemos de la gente y lo que la gente espera de su gobierno: dignidad.
-¿Y hasta dónde hay que llevar esa dignidad?
-Hasta donde sea necesario.
-¿Qué quiere decir?
-Bueno, si se quiere condicionar a la ciudad también lo vamos a decir. La ciudad no coincide y no coincidió con la plataforma de Acción Nacional. Hay diferentes modos de condicionar. Fox tenía su estilo, ahora estamos viendo otro estilo, pero en esencia es lo mismo, es decir: allánese el gobierno de la ciudad o si no habrá costos para los ciudadanos. ¿Qué tiene que ver eso con la democracia?
-¿Usted ya ha sentido esa presión?
-La semana pasada, en la inauguración de las obras del Gran Canal, vimos un ensayo y ese parece el mensaje.
-Y ahora que hablamos de presiones, déjeme insistir sobre el tema Andrés Manuel López Obrador.
-Yo creo que el objetivo ideal para mucha gente de la derecha sería propiciar el aislamiento al movimiento que encabeza López Obrador, ese es el objetivo central para lograr su consolidación. Ellos apostaban a que lo que pasó el domingo anterior no sucedería, pero el movimiento sigue siendo un movimiento con una base social muy grande y sigue representando aspiraciones muy importantes. Ellos quisieran que eso ya no existiera. Ahora, el otro asunto es que nosotros cambiáramos nuestra línea política, pero nosotros no podemos ir en contra y mucho menos reprimir, por ejemplo, la protesta. Lo que sostenemos es que la política sirve para dirimir las diferencias, ¿por qué no se quieren sentar muchos de ellos a dialogar? Porque dialogar es escuchar y muchas veces es ceder o cambiar. Quieren meternos en una línea que nos arrebate la identidad política y luego separarnos totalmente del movimiento, así nos tendrían a su merced, y entonces, ¿cuál proyecto alternativo? Te convertiste en un adorno en Los Pinos, en un trofeo. Eso no va a suceder.